Sigue en el Temor de Jehová
«Porque ciertamente hay fin,
Y tu esperanza no será cortada.»

Proverbios 23.18

Hay ciertos pecados que, si les pongo atención, me tientan en gran manera.

Mientras no permita mi ojo ser seducido por ellos, ando bien.

Aunque uno de ellos no es la bebida alchólica, la advertencia de este versículo me cabe muy bien:

«No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente» (Proverbios 23.31).

Si algún mal me es seductivo, ¡qué importante me es no mirarlo!

Porque entra suavemente y con sus delicias me enreda en la maldad y el pecado.

En vez de considerar lo atractivo y lo delicioso de ese mal, mucho mejor recordar lo que sigue después.

«Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor» (Proverbios 23.32).

Así que, mejor no dar las primeras miradas.