Filemón tenía fama en su iglesia. Aun lejos, donde se encontraba Pablo, se conocía de su amor y fe (Filemón 5).
Este hermano amaba al Señor Jesús. Y a todos los santos. (Así tiene que ser, ¿verdad? ¡Sí! Si amo a Cristo, amaré a sus seguidores también.)
Me parece que Filemón más demostraba su amor con su vida que con sus labios. Y tal vida tuvo un efecto positivo en las vidas de otros.
«Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos» (Filemón 7).
¿Llegó a ir allá?
«Prepárame también alojamiento; porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.»
Filemón 22
Yo quiero ser así. Anhelo ser uno que anima y conforta a mis hermanos en Cristo. Quiero ser hermano fiel que sabe levantar el espíritu de otro.
Y como padre de familia, mi deseo es ser así primero en mi propio hogar.