¿Cómo se expone la sabiduría ante los demás?

Si uno es sabio, ¿cómo lo saben los demás?

¿Con palabras?

Sí.

Pero antes que palabras, hay que hacerlo de esta manera:

«¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre» (Santiago 3.13).

Por más bonito que hable y por más sabias que sean mis palabras, si mi vida no comprueba lo que digo, la sabiduría que hablo no mora en mí.

Que el Señor implante su sabiduría en mi ser hasta afectar mi manera de vivir.