Mi Refugio y Protección |
«Mi escondedero y mi escudo eres tú; En tu palabra he esperado.» Salmo 119.114
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Ya lo he dicho varias veces en distintas maneras y lo vuelvo a decir: Me comprometo a obedecer a Dios.
Pero a mi alrededor hay individuos, cosas, e influencias que impedirán mi obediencia a Dios si no vigilo contra ellos. Me refiero a humanos y a seres espirituales que no aman a Dios y que no tienen deseo alguno de servirle.
Pensé en eso al leer esto que sigue.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios» (Salmo 119.115).
Si quiero ser fiel en guardar los mandamientos de Dios, tendré que alejar de mí a todo lo que pueda impedir mi relación con Dios.
Hoy en día, las influencias malignas se dirigen hacia mí por una gran variedad de avenidas. ¡Qué se aparten de mí!
Ya sea por la música o el video, ¡qué se aparten de mí!
O por la radio o la televisión o la computadora o el teléfono celular, ¡qué se aparten de mí!
O por los libros o las revistas o los sitios internet, ¡qué se aparten de mí!
Porque mi intención es guardar los mandamientos de Dios, alejaré de mí cualquier cosa que impida mi obediencia.