Mis Pensamientos
«¡Oh, cuánto amo yo tu ley!
Todo el día es ella mi meditación.»

Salmo 119.97

No soy rico. No tengo mucho que dar a mis hijos por herencia material. Pero soy heredero de algo mucho mejor.

«Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón» (Salmo 119.111).

Quiero atesorar la Palabra de Dios en mi corazón. Quiero valorarla altamente. Y quiero que mis hijos la atesoren y la valoren aún más que yo. También quiero que nos regocijemos en ella.

Mi corazón, en su naturaleza humana y pecaminosa, se inclina hacia el mal. ¡Pero Cristo me ha dado una naturaleza nueva!

«Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos De continuo, hasta el fin» (Salmo 119.112).

Ahora inclino mi corazón hacia la Palabra de Dios. Me dedico a cumplirla fielmente. Y constatemente. Hasta el fin.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *