Y los sigo alzando
«A ti alcé mis ojos,
A ti que habitas en los cielos.»
Salmo 123.1
Lectura: Salmo 123
Dios es el que suple lo que necesitamos.
Todo buen don procede de sus manos.
El es la fuente de todo bien.
Sin su misericordia, recibiríamos nada.
Pues El es nuestro Señor, nuestro Amo.
«He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores,
Y como los ojos de la sierva a la mano de su señora,
Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios,
Hasta que tenga misericordia de nosotros» (Salmo 123.2).
Señor, ayúdame a vivir bajo tu señorío. Ayúdame a recordar a fijar mis ojos en ti. Ya sea en mi desesperación presente o en mi abundancia futura. No quiero quitar mis ojos de ti.