¡Auxilio!
«Sácame de la red que han escondido para mí,
Pues tú eres mi refugio.»
Salmo 31.4
Lectura:
Salmo 31.1-13
La vida se pone tempestuosa.
Y oscura.
Y parece que caminamos a solas.
Y sin donde refugiarnos.
¡Pero ese parecer no es cierto!
«Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme» (Salmo 31.2).«Porque tú eres mi roca y mi castillo;
Por tu nombre me guiarás y me encaminarás» (Salmo 31.3).
Afírmame, Señor, en ti. Gracias por oírme y librarme. Gracias por ser mi roca y mi fortaleza. Gracias por guiarme y encaminarme.