Examinado y conocido
«Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.»
Salmo 139.2
Lectura: Salmo 139.1-12
¡Qué bien me queda este salmo!
«Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí» (Salmo 139.11).
Siendo que las tinieblas ya me abrazan y me encubren, espero que Dios haga replandecer mi noche.
«Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz» (Salmo 139.12).
Mientras la noche continúa, busco esperar en Dios. En fe.
Señor, fortalece mi fe. Y hazla aumentar. Y haz resplandecer mi noche. Si Tú no obras, ¿quién? Si Tú no me das luz, no me queda otro remedio.