Dí no a la carne
«Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.»

Romanos 8.8

Ese es uno de los temas principales de Romanos 8. Y anhelo que sea más uno de los enfoques mayores de mi vida misma.

«Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu» (1).

Me comprometo a andar por esta vida según los deseos e impulsos del Espíritu de Dios en vez de conforme a los de mi carne. Le pondré atención a El en lugar de a mí mismo.

Estando así en Cristo, ¡estaré sin condenación ante El!

«Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu» (5).

Me declaro ser del Espíritu de Dios. Por lo tanto, corresponde que mis pensamientos también sean suyos. Quiero pensar en El. Quiero pensar de lo que El valora. Quiero pensar como piensa El. Quiero tener pensamientos espirituales.

Estando así ocupado y enfocado, ¡recibiré de El vida y paz! Ese es la promesa del versículo 6.

«Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios» (14).

¡Gracias, Dios!

¡Gloria a Dios!

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