El Que Da, Recibe
«El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.»

Proverbios 11.25

«A su alma hace bien el hombre misericordioso; Mas el cruel se atormeta a sí mismo» (Proverbios 11.17).

Cuando recibo misericordia de otros (y particularmente de Dios), me regocijo.

Cuando le extiendo misericordia a otros, no sólo les hago bien a ellos, sino también me beneficio a mí mismo.

Así como he recibido misericordia de Dios, quiero que otros reciban misericordia de mí.

Y así como Dios tuvo y tiene misericordia de mí aunque yo no lo merezca, yo quiero ser misericordioso aun con los que no la merecen.

Hoy le doy gracias a Dios por Su misericordia para conmigo.

Y que otros puedan darle gracias a El por Su misericordia que recibirán atravéz de mí.

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