Mi ayudador. No temeré. |
«De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.»
Hebreos 13.6
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¡Tantas cosas que no tengo! Y entre ellas, algunas que me gustaría tener.
Pero gracias a Dios, la mayoría del tiempo venzo la avaricia y la codicia.
Pero, ¿por qué hacer la lucha?
«Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré» (Hebreos 13.5).
En primer lugar, el Dios que conoce y suple para mis necesidades promete estar a mi lado y proveer por mí. Vivir sin avaricia declara que descansaré en fe en El y en su sabiduría para saber qué es lo que necesito.
En segundo lugar, en otras Escrituras Dios me amonesta — es más, me manda — a no codiciar y a no ser avaro. Vivir sin avaricia es vivir en obediencia a El.
En tercer lugar, Dios me instruye a escoger el contentamiento. Vivir así es una manera de mostrar mi agradecimiento a Dios por lo que me ha provisto. Tal actitud nace de mi confianza en Dios y su provisión. (Además, el contentamiento es mucho mejor que la avaricia para mi salud espiritual, física, y mental.)