Dios. Sin Vergüenza.
«Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.»

Hebreos 11.16

Tantos padres que no atesoran ni aman a sus hijos.

Tantos padres que no aprecian el gran don que Dios mismo les ha dado con encargarles a sus hijos.

Tantos padres que no tienen visión alguna por lo que Dios quiere hacer con ellos y con sus hijos.

Tantos padres que no invierten ni riesgo ni esfuerzo alguno en la crianza de sus hijos.

Como padre de cinco y abuelo de dos, pensé en mí mismo como padre cuando leí este poquito acerca de los padres de Moisés:

«Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey» (Hebreos 11.23).

¡Quiero tal fe para mí!

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