¡No se avergüenza!
«Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.»

Hebreos 2.11

Tantas tentaciones que me rodean. Y mi carne se interesa en demasiadas de ellas.

Tantos engaños que hay en el mundo hoy en día. Y por ser engañosos, me pueden enredar y confundir con demasiada facilidad.

¿Cómo permaneceré firme en mi fe?

¿Cómo evitaré un deslizo espiritual?

Con atención, vigilancia, diligencia, y obediencia — así:

«Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos» (Hebreos 2.1).

Dios me informa de las maneras en que puedo agradarle y servirle. El me hace saber sus caminos y sus preceptos. El me indica como debo vivir.

Y no sólo me instruye, ¡me ayuda y me fortalece!

Así, y solamente así, permaneceré firme y sin deslizo.

Por lo tanto, renuevo mi determinación de atender con más diligencia a las cosas que he oído.

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