El propósito de la Ley |
«De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.»
Gálatas 3.24
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Lectura: Gálatas 3.15-29
En el mundo antiguo habían distinciones que importaban mucho. Los judíos se creían mejores que los demás, y los griegos pensaban ser superiores a los judíos. El esclavo era de mínimo valor ante un individuo libre. La mujer era inferior al varón.
Pero en Cristo, eran uno.
«Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (28).
¿Qué de hoy en día?
El Señor Jesús todavía une en un solo cuerpo (la iglesia) a todos los que se someten a su señorío y aceptan su salvación.
Sean ricos o pobres — uno.
Sean patrones o empleados — uno.
Sean mexicanos o indios o americanos — uno.
Sean varones o mujeres — uno.
¡Somos uno en Cristo!
Donde exista en nosotros algún espíritu de superioridad, que Dios lo arranque de nuestro ser. ¡Cuánto necesitamos el amor, la humildad, y el servicio mutuo!