«Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis» (Exodo 20.20).
Mi relación con Dios debe ser lo principal que me detiene del pecar.
«No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis» (Exodo 20.23).
El pueblo de Israel eventualmente llegó a caer en tal idolatría que usaban ídolos en su adoración de Jehová.
En este versículo tenemos el registro del la prohibición que Dios les había impuesto contra tal perversión de la adoración agradable a El.
No debo yo imaginarme que me sería posible seguir al Señor a la vez que me estoy permitiendo una relación idólatra con lo mundano.
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