Muy
«He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.»

Santiago 5.11

Han habido veces que he sido justamente acusado y condenado por algún error o pecado de mi parte. Fallé y, por lo tanto, me toca sufrir las consecuencias. Está bien — así debe ser la vida. Aunque no me gusta sufrir pena y vergüenza, la justicia lo demanda.

Pero, ¿qué haré ante la acusación y la condenación inmerecidas? ¿Cómo reaccionaré al enfrenter pena y vergüenza injusta?

«Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia» (Santiago 5.6).

Así respondió el Señor Jesucristo. Así debo responder yo.

Sólo la obra del Espíritu Santo en mí producirá eso.