Remanente escogido
«Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.»

Romanos 11.5

Hay veces que me siento solo. Sin respaldo. Sin apoyo. Sin ayuda. Solitario. Sin compañerismo. Abandonado.

¡No es cierto!

En primer lugar, «No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció» (Romanos 11:2).

En segundo lugar, Dios tiene a bastantes más seguidores fieles (a pesar de que no los perciba yo):

«Pero ¿qué dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal» (Romanos 11.4).

Que el Señor me ayude a aceptar esa realidad por fe.

Y si le complace a El, que me ayude a encontrarme con más hermanos fieles.

Pero hay otro aspecto que considerar aquí. Es muy probable que haya, aun en mi propia iglesia, alguien que se sienta solo, sin respaldo, sin apoyo, y sin ayuda. Y pueda que lea Romanos 11.4 y exclame en sí, «¿Dónde están escondidos? ¡Qué se descubran! Señor, por favor, ¡mándame a uno de esos para que me anime!»

Si soy uno de los que no han «doblado la rodilla delante de Baal» tengo la tarea de ir a animar a aquel que se siente solitario y abandonado.

(¡Eso me ayudará a mí también!)