Dios en Acción |
«Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.»
Filipenses 1.6
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¡Sí! Dios es mi Testigo. Para bien o para mal, El es mi Testigo.
El conoce lo que pienso, aun lo más oculto. El sabe qué es lo que me motiva, aun cuando yo mismo esté confundido acerca de lo mismo. El está completamente enterado de cómo hablo, cómo actúo, y cómo me llevo con otros.
¡Cómo me gustaría que lo siguiente fuera cierto de mí!
«Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo» (Filipenses 1.8).
Así quiero amar yo.
Para eso necesito que otros me ayuden de esta manera:
«Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento» (Filipenses 1.9).
Aún más, necesito la obra de Dios en mí. Y según el versículo seis, ¡El se ha comprometido a hacer precisamente eso!