«Que ha llegado a hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad» (Colosenses 1.6).

Me animo al leer ese versículo. Me da esperanza que yo también podré llegar a ser más fuerte y maduro en Cristo, llevando fruto y creciendo.

Pero, ¿a qué se refiere la primera parte del versículo? ¿Qué es eso que ha llegado aun hasta mí?

El versículo anterior termina con estas palabras: «la palabra verdadera del evangelio.»

Cuando yo le doy a esa palabra rienda libre en mi vida, rinde fruto y crecimiento en mí.

Cuando yo, diariamente, permito entrada en mi de esa palabra, ella produce en mí madurez y frutos que van aumentando.

¡Eso es lo que quiero yo!