¡Que abunde!
«Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra.»

2 Corintios 9.8

Lectura: 2 Corintios 9

El seguidor de Cristo es imitador del Maestro.

Eso es cierto en una multitud de aspectos. Uno de esos aspectos es el de ser un dador. El Señor se place en bendecir a los humanos con sus dádivas.

Por lo tanto, cabe que sus seguidores también sean dadores. Y que lo sean con el sentir del Señor Jesús.

«Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre» (7).

No con tristeza — «quería esto para mí» o «tenía otros planes para este día.»

Ni por necesidad — «me están obligando» o «no quiero quedar mal con nadie.»

¡Con alegría!

En todo mi dar, quiero hacerlo con alegría, placer, y gusto. No nada más cuando dé dinero, pero en todo servicio que le rinda al Señor y a otros.