Obra de Dios |
«Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios.»
2 Corintios 1.21
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Lectura: 2 Corintios 1.12-24
En medio de la tormenta de la vida, ¿qué es lo que me mantiene anclado?
Cuando todo parece deslizarse, ¿cómo mantendré mi firmeza espiritual?
«No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos para vuestro gozo; porque por la fe estáis firmes» (24).
A pesar de todo problema y toda tempestad, por la fe estoy firme.
No la fe en mí mismo y en mi propia fuerza y tenacidad espiritual. ¡No! ¡De ninguna manera!
No la fe en otro hombre, tal vez un pastor o un misionero o un «gigante» espiritual en la iglesia. ¡Claro que no!
Si pongo mi fe en mí mismo o en algún otro hombre (o mujer), algún día me llegará la tormenta que me echará abajo.
Por la fe en Cristo estoy firme.
De El dependo. En El enfoco. A El le sigo. En El confío.
Y cuando mi fe se debilite, buscaré clamar: «Creo; ayuda mi incredulidad» (Marcos 9.24).