¡Acércate!
«Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.»

1 Corintios 7.35

Lectura: 1 Corintios 7.17-40

Para mi propio bien y éxito, y para cumplir la voluntad del Señor para los suyos, el enfoque de mi vida no debo ser yo. El egoísmo no tiene lugar alguno en la vida del cristiano.

En este pasaje hay dos versículos que sacan a relucir esta verdad: no yo. Mi deber es vivir para otro. (O en caso mío, para otra.)

A ver que te parecen estos versículos:

«Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer» (32,33).

Sea soltero o sea casado, el creyente busca agradar a otro.

¿Qué haré hoy para agradar a mi esposa? ¡Para eso estoy!

(Y si no tienes cónyuge, ¿qué harás hoy para tener cuidado de las cosas del Señor?)