Tentación y salida
«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.»

1 Corintios 10.13

Lectura: 1 Corintios 10.1-22

Dios es único.

No hay quien compare con El — en fuerza, en poder, en sabiduría, en autoridad. El es supremo y todo lo demás es inferior.

Si yo le doy a otro (o a otra cosa) lugar superior en mi vida, Dios justamente se encela.

Este aspecto del carácter de Dios se nos introduce en los Diez Mandamientos:

«No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso…» (Exodo 20.5).

Y en nuestro lectura de hoy, encontramos este versículo:

«¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?» (22).

Por mi parte, no quiero provocar los celos del Señor. Quiero serle enteramente leal. Me reservo exclusivamente para El. Declaro que El es y será el único Señor de mi vida. Rechazo todo otro lazo y cualquier cosa que tomara su lugar.

Soy templo del Dios viviente. No aceptaré yugo desigual con nada ni nadie. Me aparto para el Señor. (Estuve consultando 2 Corintios 6.14-18 al escribir este corto párrafo.)