Hay Que Crecer en Amor
«Para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.»
1 Tesalonicenses 3.13
1 Tesalonicenses 3
¿Cómo es mi fe?
Nunca he movido alguna montaña con mi fe. (Ni siquiera el más pequeño hormiguero.)
Pero no me refiero a ese aspecto de la fe. Me refiero a mi fe en Cristo Jesús que me lleva a la obediencia y a la estabilidad en su camino. Ese aspecto de mi fe tiene que ver con mi fidelidad a mi Señor.
Cuando tal fe es fuerte en mí, tiene impacto e influencia en la vida de otros.
«Por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe» (1 Tesalonicenses 3.7).
Quiero ser varón de fe porque amo al Señor Jesús y quiero seguirle en totalidad.
También quiero ser individuo de fe porque quiero ser de consolación y ánimo a mis hermanos en Cristo. Así como lo fueron los Cristianos de Tesalónica.
¿Serían ellos enteramente maduros y completos en la fe?
«Orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falta a vuestra fe» (1 Tesalonicenses 3.10).
¿Maduros y completos? Parece que no.
Y aun así, otros fueron consolados por medio de su fe.
¡Entonces hay esperanza para mí!