¿Cómo se hallará tu fe?
«Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.»

1 Pedro 1.7

Todos invertimos nuestras vidas en algo. De esas inversiones sacamos gloria y propósito para nuestra existencia aquí. Con demasiada facilidad se nos olvida que esas inversiones también rinden resultados eternos.

He invertido mi vida en mi familia y en la obra del Señor. Por lo menos, eso ha sido mi intención. No siempre he cumplido con tal intención tan noble.

Reconozco que bastantes — ¡demasiadas! — veces la inversión de mi vida ha sido egoísta. He buscado mi propia gloria. En tales casos, he quedado con una flor marchitada … fea … seca.

Pensé en eso al leer esto:

«Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada» (1 Pedro 1.24,25).

Me propongo a ser más fiel en invertir mi vida en aquello que sobrepasará esta vida.

Mi familia consiste de individuos con almas eternas.

La Palabra de Dios permanece para siempre.

El reino de Cristo es eterno.

Invierto de nuevo mi vida en esas tres cosas y en aquello que se relaciona a ellas. Allí encontraré mi gloria, mi propósito, y mi satisfacción.

Dios me ayude.

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